El Cántico Mexicano
Fíjense que este mes es uno de mis favoritos, pues además que puedo degustar de las delicias del sazón mexicano, el show político se pone suave, con los agarrones entre el Gobierno del Distrito Federal y el Gobierno Federal, por ocupar la plaza del zócalo para ver quien da el grito: por un lado el gobierno “legitimo” del Peje y por otro, el que si es legitimo el del Calderón, me hace olvidar un poco las injusticias y el crimen que últimamente me ha azotado.
Hace poco, caminaba por la calle y unos cuates “a medios chiles” iban en su carro con la música a todo volumen, cantaban muy amargamente y desentonados una rola que hacia mucho tiempo no escuchaba, “Rayando el Sol”, de Maná. Recordé aquellas formas tan peculiares para “frustrarme en el amor” y alimentar mi conmiseración, esto claro, antecedido por una decepción amorosa. Es muy padre la música mexicana, dicen que dispara directamente al corazón, sin embargo pienso que es todo lo contrario: enferma, confunde, humilla, entristece, traslada al ser humano a un punto muerto donde pierde su valor de lo que es.
A estas alturas, me doy cuenta que la música juega uno de los papeles más importantes en la vida del mexicano, ya que en muchos casos, al sufrir un desengaño en el amor, se encamina a buscar canciones que se hagan cómplices del momento y la tristeza. No se diga en este mes patrio, pues son muchas las canciones mexicanas que hablan de decepciones, venganzas, machismo, celos, doble sentido, en su mayoría enfocados al sexo; atacan un punto de vulnerabilidad especialmente en el hombre, donde la imagen femenina es minimizada y tomada simbólicamente. Y si le agregamos el alcohol, esto se convierte en una pachanga al estilo masoquista, que adopta el mexicano para “sacar las emociones” y “sentirse bien”, al cabo que la ingrata tendrá que volver, y volver volver volver, volver a tus brazos otra ves, llegaría hasta donde estés, no se perder quiero volver…
Actualmente la música regional mexicana, (mariachi, ranchera, banda, duranguense, cumbia, etcétera), tienen un éxito rotundo y una aceptación nacional e internacional, ocupando todo tipo de espacios como las fiestas, la radio y televisión, el transporte colectivo, los puestos de discos piratas. Este éxito se debe a la evolución del machismo en México, basada en las artimañas de esconder tras una tonadita pegajosa y una… (Quería decir buena rima, pero ya ni a eso se llega) letra mal orientada, originan esa violencia contra la mujer, un Machismo Invisible (Marina Castañeda, Grijalbo-Raya en el agua, 2002) que inconcientemente se va reforzando en la mente del atolondrado ser humano.
Ahora entiendo con más base el éxito del Chente Fernández o el de la Paquita la del Barrio, pues simplemente interpretan la enfermedad de otros, que sin ofender, plasman en papel su miseria mental, que litigan aquello que pone bravo al macho mexicano: Voy a pisotear tu orgullo, aunque eso a mi me duela, voy a dejarte llorando, aunque después yo te pierda...
En esta fiesta mexicana intentare escuchar música más ligera y de contenido menos popular, algo instrumental mexicano, como la música de Luís Cobos, ya que no estoy exento. Algo que me alienta y que llena de alegría a mis lombrices, es que después de mi operaron, el “Dr. Paez” me permitió comer de lo que sea y por eso voy a aprovechar dándole rienda suelta a las garnachas, luego me pondré al parejo con mi salud y haré ejercicio, que al fin y al cabo mañana será otro día.
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