Acentos
Por: Ilse Pineda Pérez
DE REFORMAS Y BIENESTAR
La crisis económica que desde siempre ha caído sobre los campesinos, obreros y la clase media baja, así como la falta de recursos básicos económicos para poder satisfacer sus demandas primordiales para la realización de sus actividades productivas. Es uno de los factores de la crisis que llevó al gobierno a planear una reforma en la constitución.
José López Portillo tomó posesión como presidente de los Estados Unidos Mexicanos el 1o. de diciembre de 1976, en plena crisis económica, social y política, y tuvo la sensibilidad suficiente para comprender que el país necesitaba una serie de reformas si se deseaba conservar la estabilidad política mantenida en las últimas décadas. Así, envió el 14 de abril de 1977 un comunicado al secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral para que este organismo, si así lo acordaba, invitara a las asociaciones políticas, instituciones académicas y ciudadanos en general, a presentar sus ideas en un marco de absoluta libertad, para que se revisaran y se estudiaran los diferentes aspectos de la reforma destinada a vigorizar las instituciones políticas del país.
La Reforma del Estado se ha basado fundamentalmente en la reforma política, que tuvo sus primeros indicios en el año de 1953 con el voto de la mujer, para consecutivamente desde 1917 a 1977 realizar una serie de reformas constitucionales, llevando como propósito democratizar el sistema político y ampliar el numero de participantes de dicho sistema, tendientes a mejorar el desarrollo democrático de México.
En el Diccionario Jurídico Mexicano publicado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, se menciona que la reforma política consistió en una serie de modificaciones constitucionales encaminadas al desarrollo democrático de México.
Haciendo mención de las más importantes modificaciones realizadas en la constitución y que hacen costar como antecedentes de la reforma, se encuentra; el otorgamiento del voto activo y pasivo a la mujer en 1953, el sistema de diputados de partido en 1968, cuya base es la exposición de iniciativas presidenciales, el derecho de voto activo a las personas con 18 años cumplidos en 1969 y la reducción de la edad para poder ser y senador en 1972.
Sin dejar atrás, los aspectos importantes que demanda continuamente la ciudadanía, como son: el derecho a la información, la inviolabilidad del recinto del Congreso, la determinación de que la Ley Orgánica del Congreso de la Unión, no puede ser vetada por el presidente de la República, la definición del partido político y el otorgamiento de garantías para su correcto funcionamiento entre otros de la misma importancia.
Sin duda, muchos de los ciudadanos mexicanos, no estamos enterados de aspectos tan importantes del país, como esto, afectando nuestra percepción de la vida política y por tanto tomando decisiones que más que ayudarnos nos perjudiquen. Cualquier tipo de reforma que se pretenda hacer en la vida del país, que somos todos, debe incluir o llevar como meta que el sistema político mexicano opere correctamente y no sea desbordado por el cause de los problemas del país.
En estos días, los estados están en su mayoría eligiendo a los representantes de sus gobiernos, que sin duda presentan una basta gama de proyectos, de ideales, de programas e iniciativas para la mejora de la vida da cada uno sin importar ser estudiantes, amas de casa, empleados, profesionistas o la edad que sea. Sin ser pesimista, todos hemos visto que en su mayoría al concluir su gobierno, pocos terminan sus proyectos y los beneficios sólo se ven con una lupa a la mano. Pero parte de este fracaso es culpa de nosotros los votantes, que no sabemos escuchar el discurso, donde muchas veces distorsionamos las palabras y el sentido por la afinidad de colores de partidos y porque aún tenemos la esperanza de encontrar quien se interese en nuestros hijos, padres, abuelos, trabajo y derechos como lo haríamos nosotros mismos.
Creo que simplemente, se trata de saber ejercer el voto, para no dejar el país desamparado o en manos de quienes no tienen valores, pues cometeríamos el error de llevarnos nosotros mismos a una crisis que requiera mayores reformas o incluso que se vuelque en el caos. Ya que la conformación de fuerzas sociales y políticas externas al sistema cada vez son más frecuentes, sin ser todas para el beneficio de la población y sin poder ser controladas por el gobierno.
Hoy las inquietudes políticas, el juego de las élites, las invasiones de las tierras de los campesinos, los grupos guerrilleros y de narcotráfico, han generado un clima de violencia en todo el país y por lo tanto la perdida de confianza en el sistema, pues poco observamos que se hace.
Es tiempo de que los jóvenes nos apoyemos entre si, dando a conocer ideas nuevas, siendo autónomos y democráticos, luchando con nuestras fuerzas por los adultos mayores, los niños y todo aquello que nos hace falta. Debemos exigir un ambiente político de libertad, sin condicionamientos, garantías para las acciones ciudadanas a las que tenemos derecho, verdadero respeto a la diversidad de pensamiento para crecer libremente porque sólo con la democracia podremos detener cualquier amenaza que intente intimidarnos.
TIERRA Y LIBERTAD
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