miércoles, 29 de octubre de 2008

Acentos 9 - Encuentro de dos mundos

Acentos
Por: Ilse Pineda Pérez
¿ENCUENTRO DE DOS MUNDOS?


Cuando los blancos llegaron, dijeron que venían amigos, el señor Xocoyotzin los recibió con honores, creyó que eran dioses que venían en nombre de Topiltzin Quetzalcóatl, pero en breve pagó su equivocación, en breve lo traicionaron. Cuando la guerra terminó, se repartieron las tierras y las mujeres; yo ya no era Metztli, sino Mercedes, mi casa ya no era mía, mi cuerpo y mi vida eran propiedad del teniente Juan Velázquez. No hubo canto, ni quemaron copal, ni ataron su tilma a mi huipil, tampoco era hermano de mi marido muerto, me quería esclava, y yo era señora…
Este fragmento es un relato escrito por Teresa Dey en la recopilación de grandes historias. Pero estas palabras no son mentiras ni inventos, sino una de muchas historias vividas por nuestros ancestros a la llegada de los habitantes del viejo continente a la hoy América.
El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón y su expedición transportada en tres carabelas nombradas La Niña, La Pinta y La Santa María arribaron a la isla que era llamada por los nativos Guanahaní. A partir del descubrimiento y transmitida por los años, este día se ha considerado como una fecha de celebración para América, que inicialmente fue llamada “Día de la Raza” y desde 1992 “Encuentro de Dos Mundos” a petición y causa de algunas protestas de grupos indígenas que obligaron a cambiar la idea.
Esta fecha como muchas otras, es conocida y aprendida desde la educación básica en las escuelas primarias, e impresa en los libros de texto que el gobierno nos provee para el conocimiento de nuestra historia, donde como en otras ocasiones observamos desvaríos y dudas que difícilmente comprendemos sino hasta muchos años después.
Y, ¿porque celebrar algo que está dicho a medias? Si en realidad, documentos, testimonios y acciones mismas nos dejan ver que aquello que se vivió en ese momento, no fue un intercambio de culturas, ni un encuentro de dos continentes a favor del progreso, sino una conquista, la imposición de una nueva cultura con una entrada falsa y llena de mentiras a estos pueblos de indígenas, donde aquellos barbados y pálidos hombres fueron impresionados por la desnudez de los nativos, a los que después juzgaron como inferiores, incultos, incivilizados y carentes de inteligencia.
El descubrimiento de América para muchos no es una frase digna, pues con esto seguimos señalando la superioridad impuesta por aquellos europeos que supuestamente ya eran civilizados por usar grandes cantidades de tela sobre su cuerpo, alabando a sus santos y utilizando una moneda para el intercambio de bienes y servicios.
Pero donde queda la aportación de los pueblos de América, de los indígenas americanos, y ¿por qué murieron los guerreros que resguardaban aquellos imponentes centros ceremoniales?, que en lugar de ser una aportación para el mundo, terminaron bajo montañas de tierra, que hasta hoy en día no han terminado de ser restaurados y muchos incluso descubiertos, colocando inmensas cruces en su lugar e impartiendo catecismo a todos obligatoriamente.
No creo que todas estas acciones hayan sido un intercambio de cultura, pero sin ser pesimista creo que la llegada de aquellos hombres hubiese dado mayores frutos y fortunas si el respeto a la nueva raza y principalmente de humano a humano, con sus características de cada uno, hubieran comunicado un mensaje de paz y no de codicia.
Hoy en día los indígenas luchan por reivindicar su diversidad étnica y cultural, callando los prejuicios que pretenden justificar la opresión en la que viven, recordando a muchos que este proceso de conquista y dominación cultural aún no termina y ellos todavía siguen buscando soluciones.
Demos verdaderos significados a nuestras celebraciones, hablemos y busquemos la verdad de la historia porque sólo así saldrán las respuestas y soluciones objetivas y justas para cada caso.
Es tiempo de escribir nuestra propia historia, tomando en cuenta a nuestra gente, valores, pensamientos y cultura.

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